domingo, 23 de septiembre de 2012

Epistolarios de la muerte

SAN LUIS POTOSÍ, SLP.- Entre el lunes 17 y el jueves 20, las principales ciudades potosinas y zacatecanas, así como sus capitales.


Fueron escenario de un intercambio de narcomantas con acusaciones de traición, amenazas y nuevas alianzas. El fenómeno exhibió la guerra intestina de Los Zetas en su afán por controlar el corredor San Luis-Zacatecas-Coahuila.

En su pleito contra Miguel Ángel Treviño, alias EL Z-40, el capo Iván Velázquez Caballero, El Talibán o Z-50, se presenta ahora como parte de una tríada delictiva -presuntamente integrada por Los Caballeros Templarios, El Cártel del Golfo y los llamados Cárteles Unidos- que ofrece frenar la ola de ejecuciones, secuestros y robos que le adjudica a Treviño, a quien también acusa de traidor.

El Z-40, por su parte, sostiene que sus detractores son “una banda de ladrones” que tarde o temprano se traicionarán entre sí, como ya lo han demostrado en otras ocasiones. Uno de los largos mensajes atribuido a él y que apareció en esta capital y en la de Zacatecas el jueves 20 señala: “Yo soy fiel a la letra y al Comandante Lazcano”, y parece ser una respuesta a los colocados días antes a nombre del Talibán.

En esta ocasión, el Cártel del Golfo (CDG) entró de lleno a una plaza medular para Los Zetas, la de Fresnillo, donde esa organización colocó mensajes en los que aseguran que esa localidad, considerada una de las bases de operación estratégicas para el Z-50, es suya.

Durante la semana pasada, en este municipio zacatecano, así como los de Jerez, Zacatecas, Guadalupe, Pinos, Villa Hidalgo, Villanueva, y los de San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez -los dos últimos en esta entidad- arribaron innumerables vehículos durante varios días, por la mañana. De ellos descendían personas que, sin reparar en los pobladores, colgaron mantas en las cuales denostaban a la organización rival.

Ni los cientos de federales asignados en los últimos meses a las dos entidades ni los soldados ni los policías estatales ni los miembros de la Armada, que han intensificado su presencia en la región, han impedido el intercambio de mensajes y mantas, que han sido colocadas en puentes peatonales, vialidades y edificios.

La multiplicación de esos “epistolarios de muerte”, literalmente clavados sobre los cuerpos de sicarios, narcomenudistas o civiles inocentes ejecutados, dispararon la sicosis entre potosinos y zacatecanos. Muchos de ellos viven hoy una situación similar a la que sus vecinos de Tamaulipas y Nuevo León experimentaron hace tiempo. Sólo que ahora todo apunta a que son los propios mandos zetas los que están divididos (Proceso 1863).

Esta situación obligó al gobierno federal a establecer el sábado 1 una Base de la Operación Noreste, esquema mixto de seguridad e inteligencia que hasta antes de esa fecha combatió a Los Zetas y al CDG en Tamaulipas y Nuevo León (Proceso 1639).

Consultado por la reportera, un agente de la PGR que ha participado en las movilizaciones oficiales del Operativo Noreste admite que la instalación de la base en San Luis obedece a las exacerbadas pugnas entre los liderazgos zetas y los sangrientos efectos que provocan en varias localidades del estado, sobre todo en la capital.

Los mensajes del “Talibán”

El martes 18 por la noche apareció un mensaje que implica a las autoridades potosinas. Fue colocado sobre tres cuerpos abandonados en las inmediaciones de la comunidad Enrique Estrada, en la carretera 57 a Matehuala; todos mostraban huellas de tortura y tenían tiro de gracia.

“Esto es para los que apoyan al grupo zeta, faltan tigre y guacho”, decía la manta que cubría los tres cadáveres, uno de los cuales era el del comandante Fernando Longoria Fuerte, un exdirector de la Policía Ministerial del estado y cercano al secretario de Gobierno, Cándido Ochoa Rojas.

Agentes de Seguridad Pública consultados por la reportera comentan que el mensaje alude al jefe operativo de la Policía Ministerial, Juan Antonio Varela, involucrado en recomendaciones de derechos humanos por tortura, y a un exministerial llamado Francisco Gustavo Rivera Olivares, quien fue despedido por no aprobar los exámenes antidoping aplicados en la corporación.

El lunes 17, un día antes de que fueran encontrados los cuerpos de Longoria Fuerte y los otros dos hombres, en Zacatecas y San Luis Potosí comenzó el “despliegue informativo” firmado por El Talibán, que se prolongó hasta el miércoles 19. Las mantas plastificadas aparecieron en puentes peatonales, avenidas y jardines principales de Zacatecas, Calera, Jerez, Guadalupe y Fresnillo.

“Las mantas contienen el mismo mensaje de las que aparecieron ayer lunes en los municipios de Pinos y Villa Hidalgo, en las que se indica la presencia en esa zona del CDG… La colocación de las mantas pudo ser observada por algunas personas que transitaban temprano por los lugares”, registró el portal electrónico Zacatecas on line.

Algunos mensajes tenían la leyenda: “Territorio del Cártel del Golfo”, acompañada con unas franjas verde, blanca y roja. En San Luis los medios locales contabilizaron entre 14 y 16.

El jueves 20 por la mañana se inició el bombardeo de mantas atribuidas al Z-40. Aparecieron lo mismo en el Jardín Independencia, en el Centro Histórico de esta capital que en avenida Héroes de Chapultepec, donde se ubican los dos hoteles en los cuales se hospedan los agentes federales que participan en los operativos en la entidad desde hace meses.

En Jerez, la manta atribuida al Z-40 fue colocada en las inmediaciones de una escuela secundaria técnica; en Fresnillo, muy cerca de la Central de Abastos y de una tienda Soriana.

Según los reportes de las autoridades de ambas entidades nadie fue detenido por la colocación de las mantas.



0 comentarios:

Publicar un comentario