El presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería del Senado de la República, el priísta Manuel Cota Jiménez, alertó que ante la falta de políticas públicas para impulsar el campo ha ocasionado que un buen número de mexicanos que se dedican al sector rural abandonen sus tierras e ingresen a las filas de la delincuencia organizada o a actividades ilícitas.
En un comunicado, el priísta explicó que en muchos casos la delincuencia se hizo presente a través de grupos armados y los campesinos no tuvieron otra opción que formar parte de éstos, “ante la necesidad de llevarle alimento a sus familias y encontrar en esa puerta falsa y fácil el dinero que estaba a la mano”.
Indicó que la anterior administración hizo el mejor de los esfuerzos en una política única y exclusiva, que fue declarar la guerra al crimen organizado, mientras que al final no se le apoyaba al agricultor ni había apoyo al campo. “Muchas veces en la sierra, en las tierras agrícolas, las abandonaron para tomar el camino inseguro, inadecuado y se enfilaron en actividades no lícitas”, subrayó.
Sin embargo, consideró que esa tendencia tiende a revertirse y colocarle un peso al campo es invertirle verdaderamente, no sólo a esa soberanía alimentaria, sino a esa garantía de arraigo de los campesinos en su tierra y que sean el sostén de su propia familia y de su región. El senador por el estado de Nayarit refirió que otro de los problemas que aquejan al agro nacional es la cadena productiva, aparte de la falta de financiamiento y la falta de los insumos, el tema central es la etapa terminal, que es la comercialización.
Los productores se quedan a expensas del vaivén del libre comercio, pero allá en su tierra, frente a los coyotes, frente a los especuladores, a quienes casi les venden regalado y lamentablemente al final –en el consumidor—los precios se ven reflejados con realidad, costosos, indicó.
Por lo anterior, anunció que impulsarán la iniciativa de Ley de Almacenamiento, que permitirá que la infraestructura y, más aún, la garantía en el precio de los alimentos por parte del gobierno federal, a fin de estimular la producción de granos básicos, que permitan esa soberanía alimentaria.
Cota Jiménez agregó que no es posible que al que produce los alimentos, sólo se le apoye con un programa –que es el PROCAMPO– y se le deje a la aventura de que vaya en manos del agio, del prestamista, que tenga que apostarle a desprenderse de sus propiedades o aplicar su propio dinero, y al final de la cosecha se enfrenta ante graves problemas en la venta de sus productos.
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